¿Tu hijo te insulta continuamente? ¿Te contesta siempre de forma agresiva? ¿Se comporta de manera violenta? ¿Te ha amenazado en alguna ocasión? ¿Te ha agredido alguna vez? Si es así, es más que probable que tengas un hijo maltratador en casa. Cuando hablamos de maltrato en familia, seguramente lo primero que nos viene a la cabeza es el padre que pega a su hijo, o una agresión entre los miembros de la pareja. Sin embargo, la violencia también se genera desde el hijo hacia el padre, y las denuncias por estos malos tratos han aumentado en los últimos años.
Padres maltratados por sus hijos
En el año 2012 se registraron casi 5000 casos de esta índole en España, cuatro veces más que durante el año 2007. Aun así, el número sería todavía mayor teniendo en cuenta los casos de violencia y maltrato que no se denuncian, ya sea por vergüenza o simplemente por restar importancia a lo que ocurre. Las cifras parecen muy claras en este aspecto, aun cuando el Instituto de la Juventud afirma que el 94% de los jóvenes entre 15 y 29 años jamás ha agredido a sus padres.
Unos datos que asustan
Según un estudio del Centro de Intervención en Violencia Filioparental Euskarri, en Vizcaya, más del 3% de los menores entre 13 y 17 años afirman haber agredido físicamente a sus padres hasta en seis ocasiones a lo largo de un año, y hasta un 14% lo hizo en forma de amenazas, insultos y maltrato psicológico.
Otro dato igual de importante es el que aporta la Fiscalía de Menores: los padres suelen tardar, de media, 18 meses en denunciar a sus hijos maltratadores. Es vital actuar ante estos asuntos desde un principio, no sólo por frenar la conducta agresiva del niño cuanto antes, sino también para poder tratarle con el fin de que abandone esa agresividad y pueda aprender unos patrones de comportamiento adecuados.
¿De dónde surge la violencia?
El perfil del hijo maltratador es un adolescente de entre 14 y 18 años, de clase media-alta, con un rendimiento escolar bajo; un tercio son mujeres, el resto varones. Entre el 60 y el 70% de los mismos son consumidores de alcohol y cannabis. Además, muchos de ellos afirman haber sido agredidos en el colegio por otros compañeros.
También aumenta la prevalencia en familias con padres divorciados y, sobre todo, con patrones de educación negativos, ya sea por pasotismo de los padres, por sobreprotección, o por un exceso de permisividad y falta de responsabilidades. No hay que buscar culpables, pues esto podría generar un sentimiento que podría atormentar a los padres de hijos maltratadores.
¿Qué se puede hacer?
El caso debe abordarse desde todos los ámbitos que rodean al adolescente. Casi nunca se trata de un problema únicamente de la familia, del colegio o de los amigos, sino que es un conjunto que hay que afrontar como tal.
Para empezar, si el niño admite haber sido agredido en la escuela, es necesaria la intervención del profesorado u otros cargos con el fin de acabar con estos actos. En el colegio también hace falta un claro establecimiento de normas y su cumplimiento, así como un perfil de profesor que sea capaz de mostrar entereza, que se haga respetar y que, además, sea una persona de confianza para el adolescente.
Lo primero es entender que tratar a un hijo maltratador supone tratar también a sus padres y familiares. Y también comprender que, igual que ha aprendido las conductas violentas, puede desaprenderlas y aprender otras adecuadas. Es decir, conviene asumir que se puede salir de esta situación. Y, para ello, la intervención comienza con los padres: igual que en la escuela, en casa deben existir unas normas justas, claras y precisas, y también un sistema de refuerzos y castigos por cumplirlas y por desobedecerlas. Hay que ser firmes a la hora de implantar este sistema, sin intentar obligar al niño con conductas agresivas ni amenazas.
Obviamente, si se producen agresiones físicas a diario o si la violencia se ha instaurado de forma natural en casa, hay que tomar medidas jurídicas y poner por delante vuestra seguridad. Si tu hijo presenta una personalidad violenta desde pequeño, es posible que no sepa tolerar la frustración y sólo sepa contestar de forma agresiva. Así pues, únicamente puedo aconsejarte que acudas a un psicólogo para que te ayude a ponerle fin a esta situación.
FUENTE: GUILLERMO GONZÁLEZ CRUZ
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